Fuente : Oñate, A y Piñuel, I: Acoso y violencia escolar en España: Informe CISNEROS X – IEDDI – Madrid 2007.
¿Quiénes suelen ser los autores del acoso escolar?
En general los autores del Acoso escolar son niños varones de su propia clase (18,65%) y niños de otras clases (13,42%). En los casos de acoso entre iguales, los varones son señalados como agresores en más del doble de los casos que las niñas (18,65% y 8,03 % respectivamente).
Es significativo que un 3,8% de los alumnos refieran a los profesores como autores del maltrato que reciben. Existen diferencias de género importantes en la medida que el número de niños varones que refieren ser maltratados por profesores es cuatro veces más elevado que el número de niñas que lo refieren.
Es necesario llamar la atención sobre el auténtico riesgo para la salud de los niños que representa el maltrato del profesorado hacia ellos. Se ha observado en los contrastes estadísticos diferencias significativas en todas las escalas clínicas entre los grupos de niños que señalan maltrato por parte de los profesores.
¿Se puede ser víctima y acosador a la vez?
En todos los estudios europeos sobre acoso tiene importancia establecer una doble clasificación en relación al proceso de victimización y a la participación en comportamientos de acoso contra otros.
De este modo se suelen presentar cuatro grupos diferentes:
- Grupo de Víctimas puras: los niños que se sitúan dentro de la categoría de víctimas del acoso y la violencia escolar de una manera reiterativa y frecuente y que no participan habitualmente en el acoso de otros.
- Grupo de Acosadores puros: los niños que reconocen participar en el acoso de otros o en actos de violencia contra ellos.
- Grupo Mixto: los niños que son víctimas de acoso y violencia escolar y que además participan en comportamientos frecuentes de violencia contra otros niños.
- Grupo libre de acoso y violencia escolar: los niños que no refieren actos de acoso y violencia escolar contra ellos ni los practican contra otros.
Del análisis de los datos de Cisneros© X se puede observar que casi la mitad de los niños están libres de acoso y violencia sea como víctimas o como agresores. Sin embargo esto no equivale a decir que no sufren este problema. No se puede decir que este grupo esté libre del proceso de victimización desde el momento en que la mayor parte de ellos son testigos de las violencias de otros niños contra otros niños. Si nos detenemos a considerar los datos observamos una vez más que el antecedente de toda violencia es una violencia anterior. Se puede apreciar que casi la mitad de los niños que se señalan como agresores también aparecen como víctimas de la violencia de otros.
A pesar de ello cabe resaltar que uno de cada 10 niños en edad escolar entre 2º de Primaria y 1º de Bachiller es una víctima pura, es decir recibe comportamientos de acoso y violencia escolar a pesar de que no las práctica contra otros.
Tabla 10.2 Participación en la violencia escolar según grupos de víctimas o no víctimas
- 47 de cada 100 niños son “testigos pasivos” de la violencia. No acosan a otros ni son acosados.
- 27 de cada 100 niños acosan a otros sin que ellos refieran ser víctimas de acoso. Se trata de agresores o acosadores netos. • 9 de cada 100 niños son víctimas puras del acoso, es decir son acosados pero no participan en acciones de acoso.
- 13 de cada 100 niños son víctimas-agresores. Son al mismo tiempo víctimas de acoso y participan en el acoso a otros. Del total de niños que aparecen en el estudio como víctimas de acoso y violencia en el ámbito escolar, un 5,6 % son acosadores muy frecuentes, mientras que un 49,6% reconocen que acosan esporádicamente a otros.
Tabla 10.3 Frecuencia de participación en la violencia escolar según grupos de víctimas o no víctimas de violencia
Los niños que son víctimas de acoso y violencia escolar desarrollan más comportamientos de acoso y violencia contra otros que los que no son víctimas de acoso y violencia escolar.
¿Cómo evolucionan los cuatro grupos de exposición a la violencia escolar a lo largo de la etapa escolar?
A pesar de que globalmente la escuela funciona como reductora global de los comportamientos de acoso, si atendemos a los dos grupos químicamente puros en materia de acoso y violencia (víctimas puras y acosadores puros) se observa un fenómeno muy significativo. Mientras que el número de víctimas puras va disminuyendo con el paso del tiempo, el número de acosadores puros tiende a crecer y estabilizarse en un nivel máximo al final de la secundaria tal y como se observa en los siguientes cuadros.
Tabla 10.5 Evolución de Víctimas puras y Acosadores puros por cursos
Este fenómeno plantea que el acoso y la violencia comienza siendo un fenómeno indiferenciado en la Primaria. Un tipo de violencia característico de un proceso de “todos contra todos”. Este fenómeno evoluciona en el tiempo para ir pasando más manifiestamente en la Secundaria a un tipo de fenómeno de Chivo expiatorio, es decir una violencia de “todos contra uno”.
Los períodos negros en los que el número de niños que acosan es creciente son de tres:
- Entre 2º y 4º de Primaria.
- Entre 5º de Primaria y 3º ESO.
- Entre 4º de ESO y 1º de Bachiller.
Los períodos en que disminuye el número de acosadores solo son dos:
- Entre 4º y 5º de Primaria.
- Entre 3 º y 4º ESO Grafico 10.4
Evolución de grupos Acosadores y víctimas por cursos.
Podemos dividir al grupo de niños que se reconocen como hostigadores de sus compañeros entre aquellos que solo ocasionalmente los hostigan y aquellos que se reconocen habituales hostigadores.
Un total de 39,4 % se reconocen hostigadores ocasionales o frecuentes de sus compañeros.
Tabla 10.6 Evolución de acosadores esporádicos y frecuentes por cursos.
El 36,5 % pertenecen al grupo de hostigadores ocasionales frente al 2,9 % que se reconoce un acosador muy frecuente.
Existen diferencias significativas por sexos. Los niños suelen ser hostigadores en mayor medida que las niñas, tanto en el grupo de acosadores ocasionales como en el de acosadores habituales. En este último grupo la tasa de niños acosadores duplica a la de niñas, llegando a ser del 4%.
Si analizamos la evolución por edades, observamos una siniestra evolución en el balance entre los acosadores habituales y los acosadores ocasionales, que señala que, con la edad, el tipo de acoso que va teniendo cada vez más peso es el acoso habitual.
Evolución de Acosadores esporádicos y habituales por cursos sobre base 100.
Hasta 5 º de Primaria la relación mejora, pero a partir del curso de 6º de Primaria el número de niños que pasan a ser frecuentes acosadores va ganando peso sobre el grupo de acosadores ocasionales hasta 3º de la ESO.
Esto confirma la naturaleza reforzante para el niño que viene practicando el acoso desde hace años y explica que cada vez lo practique con mayor asiduidad, al repetir un comportamiento que le va a suponer éxito social y ventajas de diferente naturaleza.
El cambio radical de tendencia al pasar de la Primaria a la ESO es uno de los factores más preocupantes de este estudio.
La educación secundaria parece fracasar completamente en la tarea de reducir el número de adolescentes que repiten asiduamente los comportamientos de acoso estabilizándose al final del bachillerato un número considerable de jóvenes que reconocen participar en actos de acoso y violencia contra otros.
¿A qué causas atribuyen las víctimas y los acosadores el Acoso Escolar? Dentro del grupo que se señala como agresor es interesante hacer notar las razones que aducen las víctimas acerca de las causas del acoso que reciben.
Es necesario señalar ante todo que la percepción mayoritaria entre los niños que son víctimas es que no saben porqué les acosan Los niños que participan en comportamientos de acoso y violencia escolar se sienten agraviados o frustrados o sienten que los demás les provocan continuamente.
Esta posición existencial de tipo paranoide explica que ante el continuado agravio que sienten, desencadenen agresiones contra otros niños muy fácilmente. Por otro lado queda manifiesto el encadenamiento de las violencias pasadas con futuras violencias del modo que se explica a continuación.
Razones del acoso sufrido según las víctimas.
Como ya hemos señalado, la mitad de los niños que son víctimas de violencia contestan a la violencia con violencia y hostigan a su vez a otros, que no tienen forzosamente que ser los que les han agredido.
La violencia es el antecedente de la violencia. Se genera así un mecanismo de desplazamiento o agresión vicaria mediante el que las víctimas de violencia canalizan su frustración o agresividad hacia otros niños envueltos en medio de un ciclo violento sin fin.
Razones del acoso sufrido según las víctimas por sexos.
Estos resultados subrayan una vez más la importancia, en la protocolización contra el acoso, de desarrollar el valor de la tolerancia hacia el otro y la “tolerancia cero” a la violencia, como formas de no permitir instalarse el ciclo de agravio-venganza o de agresión recibida-agresión emitida contra otros.
La segunda razón (8,6%) que señalan los niños que acosan es el humor, el hacer una gracia o gastarle una broma a otros (11,2% los niños y 5,7% las niñas). Muchos de los casos de Acoso comienzan con esta intención de pasar un “buen rato” a costa de otro al que se denigra, ridiculiza o burla.
Son buenos modelos para este 8,6 % de los agresores la mayoría de los programas televisivos de humor que utilizan el desprecio, la violencia contra otros o las malas pasadas que se les hacen a otros para hacer reír y ganar audiencia.
En muchos colegios ganan audiencia el 8,6 % de agresores que entienden rápidamente que una buena forma de obtener el aplauso, la fascinación, las risas o el reconocimiento social de los otros niños puede ser ponerle motes, reírse de él, ridiculizarlo, etc…
Cuando estas conductas de ridiculización no reciben sanción, el efecto de bola de nieve produce una espiral de burla y ridiculización mutua de “todos contra todos” que vuelve a consagrar el principio de “sálvese quien pueda”.
Razones del acoso según los acosadores por sexos
Cuanto más ridículo o tonto o torpe se hace aparecer a la víctima, mayor es el daño psicológico que se le hace, tal y como se observa en las mayores correlaciones del factor de Hostigamiento (desprecio y ridiculización) con todas las escalas clínicas.
Por tanto las risas, los motes, las humillaciones hacen que las víctimas terminen reforzando el acoso confirmando a todos los demás con su propio malestar psicológico, su llanto y su desestabilización emocional que efectivamente son torpes, estúpidas o tontas.
Un 3 % de los agresores justifica su actuación en que “a mí me lo hacen otros” lo cual señala la vigencia actual de la Ley del Talión en nuestras aulas.
Muchos padres sin saber lo que hacen refuerzan el problema del acoso cuando marcan a sus hijos en casa el objetivo de contestar con otra agresión a la que reciben. “Si te dan, tu das”.
El aburrimiento y la necesidad de animación parecen ser las causas del acoso para un 3,2 % de los agresores. Las diferencias físicas o psicológicas de las víctimas o su debilidad no parecen ser la razón del acoso en el estudio realizado.
Una vez más reciben escaso o ningún apoyo empírico los extendidos mitos acerca de la supuesta diferencia o debilidad de las víctimas como causa antecedente del acoso en la mente de los agresores. Tan solo 1% señalan éstas como las razones de su acoso a otros niños.
La cuarta razón que más señalan los niños que acosan a otros es evitar que se lo hagan a ellos (3,8% los niños frente a 2% las niñas). Con ello vuelve a aparecer aquí la naturaleza instrumental que tiene para muchos de los que acosan el acosar a otros.
Efectivamente muchos niños han descubierto tempranamente que no hay como linchar a otros para reducir la posibilidad de ser linchado uno mismo.
El acoso escolar reviste así el carácter de un aprendizaje perverso que acompaña a muchos niños a la edad adulta: la violencia contra otros previene la violencia contra uno mismo.
En un mundo de impunidad frente al acoso escolar y de abandono de la disciplina y de la protección debida contra la violencia, algunos niños aprenden a sobrevivir a base de hostigar y agredir a otros o participar en el linchamiento psicológico de otros.